El conocimiento en el contexto gerencial
De acuerdo con los
planteamientos realizados por Runes (1969) y Ander-Egg (2001), el conocimiento
es resultado de un proceso sistemático de investigación que se desarrolla a
partir de la relación entre un sujeto cognoscente y un objeto conocido con el
propósito de aprehender una realidad, una verdad; un objeto conocido que en el
marco gerencial se relaciona con los fenómenos sociales, vistos estos como un
ser vivo, acorde con las tendencias postmodernistas que imperan actualmente, es
decir, un conocimiento que se alcanza a partir de la investigación de una
realidad social, que reitera constantemente la interacción entre la doxa y la
episteme.
A nivel gerencial, este
conocimiento se vincula con la experiencia y las metas organizacionales, dando
paso consecuentemente a los descubrimientos científicos mientras se continúa la
búsqueda de nuevos saberes con base en los datos que se recopilan
cotidianamente en las organizaciones y una sapiencia centrada en el manejo
eficiente de los mismos, como afirman Bustelo y Amarilla (2001).
Desde esta perspectiva, la
gestión del conocimiento tiene su punto de partida en la empresa, en los
requerimientos de su gerencia, extensible más allá del nivel privado, dado que
su aplicabilidad también tiene pertinencia en fundaciones sin ánimo de lucro,
instituciones públicas, culturales y no gubernamentales.
Constituye una práctica
sistemática del entorno empresarial u organizativo, como lo plantea la Sociedad
Española de Documentación e Información Científica (2000), que se pone en
práctica mediante el uso de buzones de sugerencias, manuales y procedimientos,
con apoyo en la tecnología, cuya velocidad de cambio, trasmisión e innovación
conforman las características del conocimiento en este siglo XXI, permitiendo
su generación, consumo y retroalimentación a través de las redes, aportando
valor al accionar gerencial desde su intangibilidad.
Como expresan Nieves y León
(2001), es información analizada y organizada, añadiendo que “El conocimiento
se ha convertido en uno de los activos más importantes para las organizaciones,
a causa de que su gestión crea riqueza o valores añadidos, que facilitan
alcanzar una posición ventajosa en el mercado.” (p.121).
¿Qué aporta entonces a la
gerencia? Un proceso institucionalizado, técnicas para resolver problemas y
hasta conflictos, interacción del talento humano, soporte tecnológico,
involucramiento de toda la organización y operatividad, conllevando a un mejor
manejo de los procesos involucrados con la identificación de saberes clave, la
asignación de responsabilidades (roles), la determinación de los procesos que
permiten generar y trasmitir lo que se conoce, la selección de las herramientas
tecnológicas adecuadas, el gerenciar los cambios pertinentes y estimular la
continua búsqueda de la verdad, como resume la Sociedad Española de
Documentación e Información Científica (op.cit.).
En este sentido, se percibe
cómo las teorías sobre gestión de conocimiento se contextualizan en las
organizaciones, enfatizando su importancia al papel que debe asumir el nivel
gerencial. Como ejemplo de esto se retoma el planteamiento de Nonaka y Takeuchi
(1999), quienes al asumir la definición de Polanyi (1967), manifiestan que el
conocimiento es resultado de la habilidad humana de percibir, reflexionar y
actuar de manera adecuada, agregando que las organizaciones procesan y crean
conocimientos bajo la direccionalidad de la gerencia.
De igual manera se coincide con el enunciado de Davenport y
Prusah (2001), respaldado por Vilaseca y Torrent (2005), al exponer que el
conocimiento es un recurso provechoso, una combinación de praxis caracterizada
por su fluidez y estructuración que contempla valores, información del contexto
y un proceso de internalización de experticias que aporta un espacio para
evaluar e incorporar nuevas experiencias e información dentro de una
organización, respaldándolo con datos y documentos accesibles a su personal, al
cual lo da a conocer mediante las prácticas, rutinas, procedimientos y
normativas de la institución (cultura organizacional).
Siguiendo las sugerencias de
Bustelo y Amarilla (ob.cit.), la praxis gerencial del siglo XXI debe considerar
la priorización de aspectos vinculados con el conocimiento y su respaldo,
incluyendo aquellos que ayudan a conseguir mayor eficacia laboral, estimulan al
personal para que aporte sus ideas mientras evitan la pérdida del conocimiento
cuando alguna persona se retira de la organización; la información que se tenga
sólo se convierte en conocimiento cuando se aplica a la resolución de problemas
o sirve de base para la toma de decisiones estratégicas.
Como expresan Martínez,
Peñalver y Salamanca (s.f.), gestionar el conocimiento conlleva a las
organizaciones y su gerencia a enfrentar como retos que ese saber esté disponible
para todo el personal de manera explícita o codificada en cualquier tipo de
soporte; pero igualmente ha de preocuparse porque el conocimiento tácito,
relacionado con la experiencia, el juicio, el profesionalismo, se transforme en
explícito.
Concordando con Rodríguez
(s.f.), la gerencia de este milenio debe internalizar la idea de que gestionar
el conocimiento constituye la base de la organización, que debe trabajar a la
par con su personal y convertir estos aspectos en una unidad que refleje sus
competencias y le otorguen una ventaja sostenible en su sector.
Debe buscarse un equilibrio
entre elementos de riesgo y conocimiento, debido a que éste ha de ser
compartido por todos, lo que implica que la gerencia debe esforzarse por lograr
que disminuyan las brechas que separen al personal que conoce del que no lo
hace, todos deberían tener acceso al saber, de forma que la comunicación
interna fluya y facilite la toma de decisiones estratégicas de manera
consensuada.
Dedicarse a contar con las
herramientas tecnológicas que contribuyan a la conversión de datos en
conocimiento y hacerlos parte de su proceso productivo, así como simplificar la
complejidad característica del conocimiento para hacerlo manejable en todos los
niveles de la estructura organizacional, permitirá a la gerencia encaminar la
organización hacia el éxito en tanto logre el equilibrio necesario para que se
una todo el talento humano en la consecución de los objetivos trazados.
La epistemología actual del
postmodernismo requiere que la organización sea vista como un sistema que
centra su dinamismo en la transformación de datos a información, de ésta a
conocimiento y paulatinamente, a estrategia, como bien lo expresa Rodríquez
(ob.cit.), sólo así conllevará a nuevos descubrimientos científicos (conocimiento)
en el contexto gerencial.
Puede complementarse esta información y analizar el contenido del video que se ofrece a continuación, contentivo de la conferencia realizada por el Profesor Pablo García (2010), de la Universidad de Navarra, titulada De la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento:
Puede complementarse esta información y analizar el contenido del video que se ofrece a continuación, contentivo de la conferencia realizada por el Profesor Pablo García (2010), de la Universidad de Navarra, titulada De la sociedad de la información a la sociedad del conocimiento:
Referencias
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investigación social I. Acerca del conocimiento y del pensar científico.
Buenos Aires: Grupo Editorial Lumen.
Bustelo
Ruesta, C. y Amarilla Iglesias, R. (2001). Gestión
del conocimiento y gestión de la información. [Documento en línea].
Disponible: http://ead.uny.edu.ve/moodle/mod/folder/view.php?id=42587
[Consulta: 2016, marzo 5].
Davenport, T. y Prusak,
L. (2001). Conocimiento en Acción. Cómo
las Organizaciones manejan lo que saben. Buenos Aires (Argentina): Prentice
Hall.
Martínez
García, F., Peñalver Martínez, A. y Salamanca García, J. (s.f.): Gestión estratégica del conocimiento.
[Documento en línea]. Disponible: http://ead.uny.edu.ve/moodle/mod/folder/view.php?id=42587
[Consulta: 2016, marzo 5].
Nieves
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gestión del conocimiento: una nueva perspectiva en la gerencia de las
organizaciones. [Documento en línea]. Disponible: http://ead.uny.edu.ve/moodle/mod/folder/view.php?id=42587
[Consulta: 2016, marzo 5].
Nonaka, I. y Takeuchi,
H. (1999). La Organización Creadora de
Conocimiento. Cómo las Compañías Japonesas crean la Dinámica de la Innovación.
México (México): Oxford University
Press.
Polanyi, M. (1967). The Tacit Dimension. London (England): Routledge &
Kegan Paul Ltd.
Rodríguez
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conocimiento y pensamiento estratégico. [Documento en línea]. Disponible: http://ead.uny.edu.ve/moodle/mod/folder/view.php?id=42587
[Consulta: 2016, marzo 5].
Runes,
D. (1969). Diccionario de filosofía.
Barcelona: Ediciones Grijalbo.
Sociedad
Española de Documentación e Información Científica (2000). La gestión del conocimiento: contexto, concepto y aplicaciones.
[Documento en línea]. Disponible: http://ead.uny.edu.ve/moodle/mod/folder/view.php?id=42587
[Consulta: 2016, marzo 5].
Vilaseca, J. y Torrent,
J. (2005). Principios de Economía del
Conocimiento. Hacia una Economía Global del Conocimiento. Madrid (España):
Ediciones Pirámide.
Estimada Norma Caira.
ResponderBorrarDesde mi visión interpretativa, el conocimiento en el contexto gerencial se ampara en la secuencia progresiva de saberes que emergen desde la interacción humana en los entornos organizacionales pero, además, en los tipos de vinculación que establezcan con aquellos conocimientos formales consolidados por la empresa u organización.
Ambos aspectos se revelan como aliados para estructurar el complejo de propósitos organizacionales y estimular la prosecución de los mismos en aras de la sostenibilidad y el mejoramiento permanente.
¡Saludos cordiales!
Estimado Robert.
ResponderBorrarConcuerdo con lo planteado , agregando que esa interacción debe ser acorde con el contexto en el cual se desenvuelve para que realmente tenga una finalidad factible de ser alcanzada.